Eran esos días
de tormenta y aguacero,
de húmedos llantos,
de tierra mojada.
En el desierto,
canta el mochuelo
entre espinosos brazos.
Dios no juega
a los dados,
no da, pero no quita.
Reza el pobre
por castillos de arena,
reza el rico
por botellas vacías.
¡Ay de mí!
Entre el deseo
y la felicidad
hay un largo trecho.
Dios no juega
a los dados,
no da, pero no quita.
de tormenta y aguacero,
de húmedos llantos,
de tierra mojada.
En el desierto,
canta el mochuelo
entre espinosos brazos.
Dios no juega
a los dados,
no da, pero no quita.
Reza el pobre
por castillos de arena,
reza el rico
por botellas vacías.
¡Ay de mí!
Entre el deseo
y la felicidad
hay un largo trecho.
Dios no juega
a los dados,
no da, pero no quita.
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