El tono grisáceo de tus ojos
Sella tardes de soledad en mi alma.
Como el cielo de Bilbao es tu mirada,
Como la vaporosa arcada
De una central térmica,
Como el lento golpeo
De la lluvia en una chapa metálica,
Como el silbido agudo del viento
En las silenciosas estepas.
Somos dos espejos famélicos,
Escondidos en el desván
de los ensueños,
Somos devoradores
infatigables de luz,
Somos esclavos de difusos espejismos,
Somos la tangente
De la circunferencia más cercana,
Somos dos huesudos
locos,
Dos adoradores de la luna,
Dos adoradores del vino,
Somos dos sombras errantes
Guiadas por el barquero Caronte.
Todos los derechos están reservados. Diego Torres 2015.
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