domingo, 14 de junio de 2015

Antas

Paseando por mi pueblo
Vi las espesas y blancas lágrimas de las chumberas,
La antigua  casa de las monjas derruida
Bajo un rojizo atardecer de primavera.

El cortijo de Don Luis domina
Un  vasto campo de alcachofas,
El cacique murió hace ya largo tiempo,
Pero no su hacienda.

De los troncos secos de naranjo
Brotan pequeños retoños
Y de la tierra seca nacen malas hierbas.

Todavía quedan paredes de cal,
 acueductos de piedra,
y acequias rebosantes de agua.

Sigo caminado por tus caminos y veredas,
Saludo a las majestuosas pitas
Y a las mujeres que a paso ligero
Rinden cuentas al colesterol.

Que bonitas son las vinagreras
Y que ácido el sabor de sus tallos.


Subo la cuesta de las cuevas,
Desde el Argar puedo tocar
La cúpula de la Iglesia.

Soy de la calle del Aire,
Según algunos la calle con más solera,
soy de Almería, de Andalucía , de España,
soy de la humanidad entera.



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sábado, 13 de junio de 2015

Amo

Amo a las gentes sencillas de este mundo,
Amo el trabajo de sus manos,
Amo sus miradas atemporales y la paz que reina en sus almas.

Al fragüero que forja una verja,
Al panadero que amasa vida,
Al pastor, los cascabeles de sus ovejas
Y la docilidad de su perro guardián.
Al pastelero y sus dulces tartas,
Al labriego que transforma las tierras,
A las curtidas manos de los pescadores,
Al chamán que entona un hipnótico canto
 Y a los mineros del altiplano de piel tostada.

Amo a la madre que calma el llanto de sus hijos,
Que les susurra una dulce nana,
A la tejedora de cuentos
En días de luna llena.

Amo al dedal  y las puntadas dadas
Por los cansados dedos de una anciana,
Amo al leñador y su afilada hacha.

Amo la blancura de los molinos
Y el lento girar de sus aspas,
Al fluir del agua en las acequias,
A los naranjos en flor
Y la sobriedad de una iglesia románica.

Amo  el zumbido de las abejas y su dulce miel,
Al cazador que reza junto a su presa,
Al fuego de una chimenea
Y el gemido de sus ascuas.



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Dios no juega a los dados.

Eran esos días
de tormenta y aguacero,
de húmedos llantos,
de tierra mojada.

En el desierto,
canta el mochuelo
entre espinosos brazos.

Dios no juega
a los dados,
no da, pero no quita.

Reza el pobre
por castillos de arena,
reza el rico
por botellas vacías.

¡Ay de mí!
Entre el deseo
y la felicidad
hay un largo trecho.

Dios no juega
a los dados,
no da, pero no quita.


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jueves, 11 de junio de 2015

Rocas ígneas

De tu aliento saboreo el dulce sabor de agujas ensangrentadas,
corre esperma por tus muslos  como un río desbocado,
como una cascada furiosa golpeando  rocas ígneas.


Aúllo en luna llena por tus mordiscos metálicos,
por tus afiladas uñas de plomo arrancando mi piel,
En tu caverna nado perdido entre fluidos ectoplasmáticos
y caramelos de hiel.


Eres un ser divino caído del cielo,
yo un pobre perseguidor de sueños.

Naces con los rayos del sol, con el despuntar del alba,
yo muero tu ausencia,
llevo la noche por bandera.

Soy un juguete en tus ojos felinos,
te busco por los callejones y en el fondo de las botellas.

Tu fragancia quedó grabada en mis podridas entrañas,
tan sólo deseo escapar de esta languidez,
de esta cárcel  sin puertas,
de esta lluvia ácida que me consume, que me quema,
de la distorsionada imagen que reflejan mis espejos,
de los baños de sal de mis heridas,
de tu lengua viperina.

Maldita la hora en que respire tu aliento,
maldita la hora en que fundimos nuestros cuerpos.

Te fuiste con los primeros rayos del sol,
yo llevo la noche por bandera,
Soy  un poblador de las estepas,
un marinero de alta mar,
un soldado de la legión extranjera.

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lunes, 8 de junio de 2015

Madre

Cuántos dejarán a su madre,
a la madre del sol y la vida,
para caminar por páramos
fríos y sombríos.

En el atardecer se vislumbran
los sueños de un niño,
que añora los cálidos días
en su regazo.

Ve como su madre perece
lentamente, en agonía.

Y no puede hacer nada,
sino seguir la dolorosa senda
de la nostalgia y el dolor,
aferrándose a la vida,
lejos de la madre,
lejos de la tierra
que le vio nacer.



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Esclavos del tiempo

Barras de bar,
Confesionario de parroquianos.

Gira la rueda,
Entre humeantes labios,
Calada tras calada,
Tragos amargos.


Amanece,
Una vez más,
El aire es denso,
Estertores de cafeteras,
Trenes atestados,
Silencio,
Musgo en las paredes,
Vidas paralelas.

Gran ciudad de tus fondos
Emanan como ríos, sombras,
Esclavos del tiempo.


Caminan,
Caminan sin dejar huella,
Ahogados en un mar sin algas.


Anochece,
Una vez más,
Bocata de calamares,
Gatos en celo.
Silencio,
Bacanales de verano,
Espadas sangrientas,
Caballos  alados.

Puertas,
Infinitas puertas.

Gran ciudad de tus fondos
Emanan como ríos, sombras,
Esclavos del tiempo



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Diario de un desempleado


Papel de periódico,
Pavas en el cenicero,
Pelo alborotado,
Latas de cerveza aplastadas,
Carajillo de Magno,
Ana Rosa Quintana.
Bicarbonato con agua,
Piel muerta flota
En el aire,
Piel muerta descansa
En las paredes.


Persianas cerradas.

Baila una peonza
En alguna parte.

Sueña el perro
Con pulgas insaciables,
Y el marinero
Con rubias ligeras de ropa.

No hay más paraíso
que tu silueta recostada,
que tu piel mojada,
que el abrigo de tus senos.

¡Tic tac, Tic tac!
Corre la tortuga sin prisas.


En las tardes de primavera,
Los edificios son bañados de oro,
Cantan los jilgueros,
Brota vida de las denudas higueras,
Y hasta el trago más amargo

Parece dulce a tu vera.


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