¿Qué es el amor? ¿Es una virtud? ¿Por qué ha sido objeto de
reflexión por parte de grandes filósofos, poetas, dramaturgos y novelistas?
¿Tiene poder para mover y cambiar el mundo? ¿Por qué la ciencia le ha dedicado
tan poco tiempo, siendo uno de los sentimientos más fuertes que nos unen a la
vida?
Deben estar patidifusos con tantas preguntas, empero las
formulo debido a mi ignorancia y desconocimiento. Puedo ofrecer tan solo mi
opinión, meras hipótesis y creencias basadas en la experiencia, la observación
de los hombres y sus caracteres y la interpretación de las palabras escritas.
En la actualidad, la neurociencia comienza a arrojar un halo
de luz sobre este tema tan escabroso, dificultoso y encadenado a la
subjetividad. Eduardo Punset predica en su libro “Viaje al amor” que surgió
hace tres mil millones de años, prácticamente al inicio de la vida terrestre,
en el momento en el que una bacteria se preguntó si había alguien más ahí
porque no podía sobrevivir sola.
En la Celestina, de Fernando de Rojas se le define de la
siguiente manera: es
un fuego escondido, una agradable llaga, un sabroso veneno, una
dulce amargura, una deleitable dolencia, un alegre tormento, una dulce y
fiera herida, una blanda muerte.
Ahora cabe
preguntarse qué es el amor en sí, si es la necesidad de ser amado, si es eterno
o fugaz, si es una pasión animal o es fruto de nuestro raciocinio. En que ardua tarea me veo envuelto, pues
estoy inmerso en un laberinto de infinitas dimensiones.
La historia y la
literatura nos relatan cuantas locuras por él han sido cometidas. Como ejemplo,
enuncio los idilios de Orfeo y Eurídice,
Aquiles y Patroclo, Abelardo y Eloísa, Calisto y Melibea, Romeo y
Julieta, aunque la lista es interminable.
¿Qué es lo que lo
hace tan fuerte? Ha llegado a florecer en los páramos más sombríos, bajo las
más crueles represiones, bajo el fundamentalismo religioso y/o bajo la
diferencia de clases. No entiende de cadenas y cuando más se le aprisiona, nace
aún si cabe más férreo y combativo; tampoco entiende de género sexual y tengo
la absoluta certeza de que no es menos natural la homosexualidad y bisexualidad
que la heterosexualidad. Su fin no es la procreación, como tantas veces
escuchamos o hemos escuchado, sino la búsqueda de la felicidad.
El amor es universal
y aunque también es relativo, ya que diferentes corrientes filosóficas,
culturas y religiones lo han concebido de diferente forma; nos vincula esa implacable
fuerza que une a los átomos, en pos de combatir la soledad de un universo
compuesto en su mayor parte por espacio vacío.
Somos un todo, y a la vez una
minúscula mota de polvo que gira alrededor de una realidad caótica y azarosa, somos un ser
mortal, pero a la vez eterno. La vida es una película sin final, es un episodio
más de ese desconocido movimiento de generación y destrucción.
No sé qué es el amor y envidio esas historias que aparecen
en el cine y nos asombran por su belleza, por su idealidad y perfección.
Envidio esas extrañas y escasas colisiones que no están sujetas al capricho de
los deseos, a las adversidades, ni al paso del tiempo. La realidad es más
efímera y la pasión se desvanece con el paso de los años, sin embargo no hay
nada más hermoso que comprar dos billetes de tren y parar en cada estación con
tu compañera de viaje.
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