Es innegable la excelsa calidad de las obras
cinematográficas de los hermanos Coen, unos de los grandes baluartes del cine
independiente norteamericano. De origen judío, han dejado su impronta y visión
del mundo en sus diversos filmes, donde se mezclan el humor negro, la
degeneración humana, la figura del poderoso dinero y los crímenes que emanan de
él y la descripción de la América rural. Fargo, Miller´s crossing, The Big
Lebowski o Blood simple son a mi suponer sus obras más representativas y
brillantes.
The Big Lebowski se ha convertido en una comedia objeto de culto
y no es de extrañar, ya que es totalmente singular, sus personajes y diálogos
disparatados y atractivos y la banda sonora concuerda perfectamente con las
escenas. Detrás de esta amalgama caótica se encuentran cientos de mensajes
críticos y pinceladas de ironía, en contraposición de un mundo que en ocasiones
carece de lógica. En las conversaciones de los protagonistas se mezclan la
religión, la política o la filosofía, un claro ejemplo, es cuando Walter Sobchak,
recuerda la tradición milenaria de la religión judía, desde Moisés hasta Fiodor
Herzl, padre del Sionismo; cada escena es más maravillosa que la anterior y
encierra multitud de matices. Se hace referencia al Seren Sabbath, al
nihilismo, al pacifismo, al nazismo, a la guerra de Irak, al personaje de
Lenin, al arte moderno, a la sexualidad y pornografía, al mundo de la imagen y
la falsedad, en fin, el nota se lo toma con calma por todos nosotros,
pecadores.
Se pueden extraer muchas conclusiones de esta película y
cuanto más la ves, descubres nuevos detalles. No tiene ningún desperdicio.
Me gustaría recalcar el florecimiento judío del siglo XX y
XXI en Europa, pero sobre todo en Norteamérica. Cómo puede una población tan
escasa, el 0.2% del mundo, haber ejercido tanta influencia en el cine, la
filosofía y sobre todo en la ciencia. La
lista sería interminable y es de agradecer la gran aportación de éstos a la
humanidad. Si bien han sido tachados de usureros, codiciosos, corruptores de almas,
fundamentalistas, dogmáticos y de practicar una ciega ortodoxia religiosa, han
sabido adaptarse a cada rincón del planeta y han sabido prosperar, a pesar del
genocidio, el odio y a la segregación social. Sin lugar de dudas, condeno las
políticas de Israel en el conflicto Palestino, empero no me dejo seducir por
ese milenario antisemitismo basado en el odio irracional, la envidia y la
ignorancia.
La multiculturalidad es posible, hay muestras de ello en la
historia, pero necesita bases y cimientos sólidos basados en la educación y la
justicia; aunque estemos en el siglo XXI sigue imperando la barbarie y la
intolerancia. Las razas fueron un invento dañino, no existen, lo muestran los
continuos movimientos migratorios de la humanidad y su continuo avance hacia a
la homogeneidad. Deseo que el muro y la ceguera que nos aprisiona caigan por su
propio peso y la luz brille de nuevo y qué desaparezcan los estigmas raciales, sexuales,
culturales o religiosos. Estoy cansado de tanto miedo y desconocimiento, cuánto
daño hace la televisión y los noticiarios, cuánto daño hacen los intereses de
los poderosos.
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