Pareciome ser docto en nada e ignorante de muchas verdades, aun
así sobrevuela la arrogante y altiva voz acechando y esperando la grieta más
ínfima para coronar el más alto trono que hubiere. Y es que la hermosura
sedienta al enamorado y asfixia la inocente mirada del objeto deseado; y tan
mala es la mesa llena como lo es vacía, y triste es la riqueza de las letras si
el lecho está vacuo, si la soledad le acompaña por despecho, si se aleja de
amigos, familia y de la realidad. Que el sabio no lo es por atesorar
conocimientos sino por saber medir las cosas en su justa medida, no lo es por
encarecer sus palabras, mas lo es por encontrar el sosiego y el comedimiento,
es decir, la moderación de sus voluntades y deseos.
Todos los derechos están reservados©. Diego Torres 2016.
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