Discutid sobre quién roba más, sobre quién es facha, de
izquierda o de derechas, sobre quiénes son los responsables de la burbuja
inmobiliaria, sobre quién apoya a Venezuela, sobre quiénes son los
corruptos. En la democracia como en el
teatro vivimos un sueño que se evapora en cuestión de horas, una tragicomedia
en la que los actores cambian, pero no el escenario que sustenta sus pies.
Cansado, estoy cansado de la muerte que se respira, en el mundo de la libertad
de expresión no hay cabida para la fraternidad, la amistad, el amor por las
pequeñas cosas, la naturaleza, el pensamiento crítico o el ansia de aprender y
escuchar.
Dictadura de libertades individuales te repudio, repudio el
dogmatismo de tus partidos, tus falsos discursos y el baño de masas en el que
te meces. Ya lo decía Antonio Machado: españolito que vienes al mundo te guarde
Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón. Así el odio se perpetúa
generación tras generación, el odio hacia lo vivo, hacia el hermano; se
perpetúa la envidia y la codicia, la obsesión por los bienes materiales.
Desde que surgió la propiedad privada, el poder y la
civilización el hombre ha caminado más solo, más triste y aún si cabe más
vacío. El hombre creó a Dios a su imagen y semejanza, pero Dios ya no existe
dentro de los hombres, con el paso del tiempo hemos olvidado quiénes somos,
hacia dónde vamos y cuál es nuestro destino. Dios somos nosotros, la naturaleza,
los astros y el espacio vacío; el mayor logro del hombre no es haber viajado al
espacio o cuantificar y delimitar sus fuerzas y movimientos, el mayor logro ha
sido crear imágenes inexistentes, palabras inmortales, haber erigido castillos
inalcanzables y sombras en la arena.
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