Estoy preocupado, inmensamente preocupado y asustado.
Mientras escribo estas líneas un invisible virus, una fuerza ignota e
irracional surge de forma intrínseca en el pueblo español; el germen de la
autodestrucción, del odio, de la mansedumbre y del ciego proselitismo se abre
camino sin dificultad en una nación que se desquebraja lentamente.
Sí, estoy cabreado. También me repugna el sistema. Dejé de
creer en la democracia como ya he dejado entrever en pasados artículos
publicados en mi Blog; hay razones suficientes para dejarnos caer en el
desaliento, la desesperanza, mas no por ello debemos caer en las garras del totalitarismo. Todos hemos sido seducidos
por cantos de sirena, por promesas utópicas, por bellos discursos, por la pasión
de masas enfurecidas en búsqueda de la igualdad, bajo un mismo himno, bajo un
mismo estandarte.
El fratricidio es un
deporte nacional, la historia es testigo de ello. Todavía no se han borrado las
dolorosas huellas de la contienda civil, incluso se siguen acrecentando y se alimenta
desde temprana edad la intolerancia
contra quién tiene diferentes ideales o pensamientos.
El bipartidismo ya cayó en la restauración española por
razones muy parecidas a las acontecidas actualmente. Aunque no voy a entrar en
detalles es un paralelismo que merece atención y reflexión a mi suponer.
Tampoco voy a dedicar más palabras a los grandes partidos (PP y PSOE) y no haré
hincapié en los dogmas de fe en los que se basan y la poca o nula libertad que
prodigan para sí y para con los demás. Hasta
más ver maestros del engaño y la retórica. La mentira a base de ser repetida se
convierte en verdad, pero el pueblo no entiende de verdades ni mentiras sino de
bienestar.
Las bacterias patógenas necesitan de caldos de cultivo con gran
cantidad de nutrientes. A ser posible putrefactos. En las alcantarillas del
parlamento se gestó este caldo que apesta, que hiede a carroña y que nos vende
al mejor postor. No sé qué es peor si ser provincia alemana o una república
bananera. Dos siglos antes Fernando VII fue recibido entre vítores tras su
liberación y llegada a España. La modernización española fracasó. Quizás
hubiera sido mejor a mi pesar, haber sido gobernados por Pepe Botella.
Sí, puede ser presuntuoso por mi parte, Podemos es un
partido muy peligroso porque no aspira al poder para obtener bienes económicos,
riqueza o por fines elitistas; pretende el amor del pueblo, pretende la pasión
incondicional a su líder e ideología, manejar la histeria colectiva en la que
estamos inmersos para sus fines, el fin de la libertad de expresión, de las
individualidades y de la diversidad. No cejaré en mi propósito combativo contra
el caos y la enajenación. No desistiré jamás en esta ardua lucha.
Quiero terminar con unos versos de uno de mis poemas:
Desde Macenas
a Finisterre,
todavía hay
lobos,
que aúllan
en los días de
luna llena.
Claman por
viejas heridas,
anhelan el
olor a sangre,
a destrucción,
a poder,
saborean el miedo
de un pueblo
asustado,
desvalido y
hastiado,
que se mece en
el regazo
de la
mediocridad.