Brotan candentes las voces del fondo de la tierra,
Brota el magma y el
ácido gástrico
Con la fuerza de fuentes de agua
Catapultadas por impulsos eléctricos
De anguilas etéreas.
Un sabor a sangre coagulada
Resbala por tu comisura,
La noche vuelve y con ella la luna.
Los gatos maúllan entre la basura,
Una mujer acecha en una oscura esquina
Esperando unos cuantos billetes grasientos
A cambio de un bistec tostado y frío.
Al fin banderas blancas en el horizonte;
Silencio, en tus taciturnos ojos,
La vida es así querida:
Es una transacción de agua, fuego y tierra.
El viento ulula y arrastra jeroglíficos desgastados
Y Ante el dictado de lo inmediato sucumbo de necesidad,
Lo quiero todo, absorber cada aroma,
Beber de cada río, de cada piel.
No lo entiendes preciosa, juego a ser inmortal,
Por eso no bailo en las discotecas,
Por eso hablo menos, las palabras sólo inducen a error,
A utopías políticas y trajes de boda.
Escucha lo que te digo,
Ya nada me importa,
Antes o después me postraré en el cadalso,
Tú también lo harás.
Amo la libertad por encima de todo,
Sus discontinuos y efímeros vapores,
Soy un solitario, un egoísta,
Soy en definitiva, un mal compañero de viaje.
Todos los derechos están reservados©. Diego Torres 2016